“Empiezo por el cabello de una niña. Sé que eso al menos es algo bueno. Sea el mal lo que sea, el orgullo de una madre buena en la belleza de su hija es algo bueno. (...) Si hay otras cosas en contra, esas cosas deben desaparecer. Si los arrendadores y las leyes y las ciencias están en su contra, arrendadores y leyes y ciencias deben desaparecer. Con el pelo rojo de una rapazuela traviesa de las cloacas prenderé fuego a toda la civilización moderna. Cuando una niña quiere llevar el pelo largo, tiene que tenerlo limpio; como tiene que tenerlo limpio, no tendrá que tener una casa sucia; como no tiene que tener una casa sucia, tendrá una madre (y un padre) libres y llenos de tiempo; como tiene que tener una madre (y un padre) libres, no tendrá que tener un arrendatario que es un usurero; como no tendrá que existir un arrendatario que es un usurero, tendrá que haber una redistribución de la propiedad; como tendrá que haber una redistribución de la propiedad, habrá una revolución”.
[Belén Gopegui, "Olas que golpean. La necesidad de recuperar nuestras vidas ante el ataque a la vida de los gestores liberales de la crisis centra este resumen del año que termina."]
25.12.12
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