11.2.15

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Dice V. Monroy que él no escribe, que a él le gustaría pensar que lo que produce “tiene que ver con su tiempo y no con la literatura”. Una premisa similar podría serle aplicada a Mariano Blatt. Y a ambos, con ello, una posición señalada y consciente en el mapa de cambios de contextos de la escritura; en el mapa de virus y vídeos y memes y generaciones en tránsito de disociación de lo que había en lo que habría, o en lo que de hecho hay pero vive fuera de las clasificaciones que en ya otro mundo, con otras costumbres tiempo-espacio, sirvieron para entender, recibir y generar el arte como Arte, la poesía como Poesía.

¿En qué podría consistir el costumbrismo poético de un mundo que podamos llamar nuestro? Igual en lo de las discos, los bailes, lxs chicxs guapxs/lindxs a lxs que quieres besar, o saludar por la calle, u oler por debajo de la remera/camiseta; un poco de md, un poco de…

       todo lo que digo es porque pasó             
                                                        o porque quise que pasara

Hechos de la realidad. Costumbres de época. Más que creencia, cuerpos y deseos. Y su retrato nítido, si ha de tomar texto; su registro más que su recuerdo; su construcción experiencial: en condensación y en vivo. Porque el presente continuo no existe salvo encapsulado en el flash de la droga, en el cruce de ojos en el baño, la estroboscópica, el olor un segundo, el viento en el flequillo de ése/ésa/ésx, y un verso afinado para nombrar lo que parece que existe. O acaso, si es que no, para hacer existir lo que pareció que no existía porque no había sido dicho.

Lo nombras,  se va, se queda, se va. Y casi que nunca sale bien –cuidado con eso– casi que siempre roza la cursilería de una autorreferencialidad mate. Pero si triunfa y captura la sensación de ser joven en una acera, parado, desafiante del universo con su belleza lampiña-o-frondosa y dorada, consigue esta escritura del tiempo tan acertada como la que pueda detener-retener el preciso momento en que una experiencia se agarra del mundo, del famoso afuera y del famoso adentro. Es decir logra, en el panorama de ansiedad, consumo y desconexión epocal, un brillito de verdad física. De puro estar. Un brillo que puede decir que “la vida era entonces una cosa real / porque pasaba una parte adentro mío / y otra un poco más afuera / justo arriba de la cabeza / como un tubito de luz amarillo que a veces crecía / y a veces se achicaba / hasta casi casi desaparecer”.

Por esto es por lo que, de todxs lxs poetas posibles, el catálogo de la Banda Editorial Silvestre empieza con Blatt. La publicación de EMOTION, en nombre de la Silvestre, viene a luchar contra el NO NOS VAMOS, NOS ECHAN que opera desde hace décadas en la edición del trozo de arte textual/lingüístico que en el Estado de España ha tomado por nombre poesía. Algo así como entrar en una pista, mirar de frente y engarzar con los deseos verbales de al menos una generación, definida por filtraciones de mundos y no por años de nacimiento, es la operación propuesta.  Una que viene a ganarse para la lectura el placer de lo que habita en la lengua & la toma de poder sobre las maneras en las que la lengua habita los libros, las páginas, las tipografías, las portadas y papeles.

Tan alto y tan fuerte y tan dentro de lugar – así nace una banda editorial silvestre.

y hacen un tumblr
y hacen un hotglue


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